Melinda, almeriense de pura cepa y podría decir que el mundo del tatuaje me encontró a mí. Desde que tengo uso de razón siempre me recuerdo con el lápiz y el papel dibujando aun que nunca pensé en dedicarme a esto. Todo empezó un día donde buscaban un aprendiz en un estudio, me presenté por presentarme, sin pensar que desde ese día cambiaría mi vida por completo. Me aceptaron como aprendiz y gracias a eso empezó mi pasión por el mundo de tattoo. Estuve unos años aprendiendo con la persona que me dio la oportunidad hasta que hace unos meses me lancé a hablar con Rodri quien me aceptó en su equipo y aquí sigo aprendiendo y creciendo como artista, por que lo bueno y lo bonito que tiene esta profesión es que cada día aprendes algo nuevo.